Al igual que he comentado lo que me gusta, creo conveniente escribir también sobre lo que no me gusta de un bar.
Muchos camareros se creen que vamos a su local a hacerles un favor, de eso nada, normalmente vamos a disfrutar de un rato de relax y de un buen tapeo sevillano.
Por ello, si en un local empiezan a ponerme pegas o no hay lo que busco, me voy a otro, simplemente.
Ya he comentado que el que me digan "rassión o media" es suficiente para que no me quede en un sitio, también el tener que estar media hora esperando un hueco, si un sitio está bien y está lleno siempre, hay otros que están igual de bien y, por lo que sea, no están tan llenos, así que estaremos más cómodos en otro sitio que esperando, seguro, entonces, recomiendo que faciliten el poder reservar mesas.
También otra de las características mínimas que puedo esperar es un buen servicio, una atención agradable, un bar no es un sitio donde uno vaya obligado, va voluntariamente, por lo tanto debe ser bien atendido, caso contrario, pues nos marchamos a otro.
Uno de los mejores camareros que he conocido en mi vida trabaja en el Blanco Cerrillo del centro, el de los conocidos boquerones en adobo cuyo aroma perfuma la calle Tetuán, sobre el que otro día escribiré.
También en otros locales he conocido gente encantadora, si en alguno no me atienden bien, no llego a conocerlos, me marcho, vamos a dejar nuestro dinero, no a que nos hagan un favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario