Ubicado en la céntrica plaza sevillana de El Salvador, junto a la histórica taberna Entrecárceles, ambas del grupo La Raza.en un local donde allá por los años sesenta había una óptica en la que me compraron mis primeras gafas.
Era una noche lluviosa y entresemana, que invitaba poco a salir, a pesar de todo había algo más de media ocupación con mayoría de turistas españoles y extranjeros.
Decoración: todo el local está decorado en tonos blancos, con bastante buen gusto, aunque un poco impersonal.
Servicio: bueno y agradable, a tono con los profesionales de este grupo hostelero.
Carta de tapas: bastante correcta.
Para beber: mi habitual Cruzcampo.
Tipo de cocina: bastante clásico, siendo un gastrobar esperaba algo más innovador.
Mejor tapa: muy buenos los chipirones, bien hechos y muy tiernos, el pollo a la manzanilla, para mi gusto, deberían servirlo sin hueso, en cuanto al adobo, muy original la tapa, la servían en un cartuchito de papel sobre el plato rectangular de pizarra.
Postres: no preguntamos.
Relación total: correcta.
Muy aconsejables sus desayunos, bien servidos, buen pan, buen café y buen precio.
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